sábado, 7 de diciembre de 2013

TECNICAS DE DESMOVILIZACION PSICOLOGICA

La intervención psicológica

Ante estas situaciones, la interpretación a nivel psicológico con los equipos de atención de la emergencia se orienta hacia la promoción del autocuidado al interior del equipo, tanto en lo personal como en lo colectivo.

El autocuidado: son las reacciones tendientes a lograr un adecuado balance entre el trabajo a realizar como parte de las labores de atención de la emergencia y las actividades que ayuden a la prevención y tratamiento de los efectos psicológicos negativos que se derivan de las mismas.

Las brigadas de primeros auxilios psicológicos
Son las personas que se encargan de dar atención al personal que atiende las situaciones de desastre. Estos equipos trabajan para proveer servicios a cualquier personal de respuesta a emergencias que los necesiten, pero trabajan bajo circunstancias especiales también pueden servir a grupos de la comunidad.

Objetivos de los equipos de primera respuesta psicológica
Mejorar la salud psicológica general del trabajador de respuesta a emergencias.
Reducir el impacto del estrés traumatico en el personal de respuesta a emergencias y de trabajadores de desastres.
Acelerar la recuperación de la exposición a eventos de mucha tensión

Así  como existen estas personas que trabajan como equipos de respuesta ante situaciones de desastres para ayudar a las personas afectadas a recuperarse del trauma psicológico o estrés postraumático debido al  evento de desastres o emergencia que sufrieron. También debemos saber que estos equipos de personas pueden sufrir de estrés por encontrarse muy cerca a estos eventos y es por eso que se debe de tomar en cuenta un tipo de ayuda psicológica especial para ellos, como se verá a continuación.

EL ESTRÉS

El stress puede ser definido como la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas, el stress no es una enfermedad pero sí puede causar en el ser humano desde ligeros desórdenes psicosomáticos hasta la misma muerte.
El estado de alarma es el primero y el más importante, se presenta cuando suena la llamada selectiva de la central de alarma en el caso de los bomberos, cuando se da la alarma respectiva en el caso de los hospitales o la convocatoria para las brigadas de Defensa Civil, o la llamada de intervención de Radio Patrulla para la policía; en este momento se activa el sistema del stress en todo nuestro organismo, es un estado de movilización generalizado de todas nuestras reservas de energía.

EFECTOS DEL ESTRES EN LOS EQUIPOS DE RESPUESTA


El trabajo en emergencias sean estas de corta o de larga duración producen situaciones conocidas como stress agudo o post-traumático, estas manifestaciones han sido estudiadas ampliamente y son aceptadas y registradas tanto por la Organización Mundial de la Salud como por la Asociación de Psiquiatría Americana, en sus respectivos manuales de clasificación y diagnóstico clínico, estos conceptos de stress agudo y post-traumático incluyen lo que anteriormente se conocía como "reacción de crisis aguda", "Fatiga de combate", "Shock psíquico", entre otros; estas alteraciones provocan malestar clínico, significativo o deterioro social laboral.

A. Fase de Alarma:

Comprende desde la alarma inicial, el período de adaptación psicológica, y la información sobre lo acontecido pueden presentar las siguientes manifestaciones:

Area física: Activación del SAGA como respuesta al stress.

Area Cognitiva: Desorientación, dificultad en la orientación y en los preparativos para la partida, dificultad para la comprensión de la información recibida.

Area Emocional: Sentimientos de aturdimiento, choque, en especial si el evento es en gran escala o se ha producido un incidente crítico, sentimientos de temor y ansiedad.

Area Conductual: Dificultad en la comunicación, incremento en los niveles de actividad y decremento de la eficiencia, realizan tareas sin objetivos específicos.

B. Fase de Intervención:

Area Física: Síntomas propios de un stress agudo y posteriormente stress crónico, observándose la siguiente lista realizada por Mitchell (1983).

·           Incremento en la respiración, presión sanguínea, latidos cardíacos.
·           Malestar en la respiración.
·           Náuseas, diarreas.
·           Sudor frío, piel húmeda.
·           Tremor especialmente en manos, ojos, labios.
·           Sensación de debilidad, hormigueo en partes del cuerpo.
·           Dolor muscular.
·           Fatiga, languidez, vértigo.

Area Cognitiva

·             Problemas de memoria.
·             Desorientación
·             Confusión mental
·             Dificultad para el cálculo.
·             Dificultad para actuar en forma lógica, solucionar problemas y/o tomar decisiones.


Area Emocional

·           Gran sentimiento de heroísmo e invulnerabilidad.
·           Ansiedad, temor.
·           Euforia, sentimientos de agradecimiento por estar vivo.
·           Fuerte identificación con las víctimas.
·           Sentimientos de culpa, cólera.
·           Tristeza, melancolía, pesar, depresión, tristeza, mal humor.
·           Sentimientos de aislamiento, abandono, extrañamiento, separación.
·           Apatía, disminución del interés por las actividades usuales.


Area Conductual

·             Inhabilidad para expresar sentimientos verbales, dificultad para comunicarse.
·             Hiperactividad sin un propósito específico.
·             Incremento en el uso del alcohol, tabaco y otras drogas.
·             Retraimiento social.
·             Decreciente eficiencia y eficacia en las actividades

C. Fase de término:

Comprende la etapa de la desmovilización en la cual los trabajos de urgencia ya han sido realizados, la calma retorna paulatinamente al lugar del desastre y los equipos de respuesta empiezan a ser relevados, en esta fase se puede observar las siguientes manifestaciones:

·   Dificultad emocional para aceptar el término de las operaciones, deseo de seguir trabajando.
·       Melancolía, depresión.
·       Inquietud, disgusto o aburrimiento ante el trabajo rutinario
·       Sentimientos de extrañamiento por el trabajo en desastre.
·       Sentimientos de extrañamiento por la familia.
·       Sentimientos de cólera o frustración.
·       Necesidad de hablar, contar y repetir las vivencias del desastre.
·   Conflicto con los compañeros que no participaron en las operaciones del desastre, sentimientos de superioridad.
·   Conflicto con la familia, esta puede estar enojada por su ausencia prolongada en el desastre.


¿QUE PODEMOS HACER FRENTE A ESTO?


TECNICAS DE DESMOVILLIZACION PSICOLOGICAS


1.         DESMOVILIZACION

La desmovilización es un periodo de descanso breve e informativo inmediatamente después de que el personal ha sido liberado de su tarea activa en la escena de un incidente traumatico a gran escala, por ejemplo, un desastre, y antes de que regresen a sus deberes rutinarios.

Un ejercicio de desactivación puede ser sustituido por una desmovilización, si el tamaño del incidente permite un proceso de ejercicio de desactivación mas largo y si el personal esta muy cansado.


¿para que sirve?

-    Suministrar información sobre las relaciones de tensión, el manejo del estrés y los servicios de apoyo disponibles.
-    Mitigar el impacto del incidente
-    Establecer expectativas positivas sobre el futuro
-  Hacer una evaluación preliminar del bienestar del personal después del incidente y su necesidad de servicios de seguimiento

¿Cómo y cuando se debe hacer?

La desmovilización consiste en dos segmentos principales:

El primer segmento es un peridodo de 10-15 min, en el que se le da información al personal que puede ayudarlos a entender, y manejar las posibles reacciones de tensión.

El segundo segmento es un periodo de 20-30 min, para comer y descansar antes de regresar a las actividades normales.

Cada equipo de brigadistas es manejado como una “unidad” en la desmovilización. Cada “unidad” se sienta en un grupo de sillas que están arregladas en forma de circulo. Es mejor trabajar juntos en las mismas unidades de operación, ya que derivan de apoyo de sus compañeros de trabajo.
Nadie debe hablar, excepto el miembro del equipo que presenta la desmovilización, pero si alquien quiere hablar puede hacerlo. No se permite tomar notas.

2.    DEFUSING O DESACTIVACIÓN

Este tipo de técnica se aplica principalmente con los equipos de primera respuesta y operadores sociales, de manera tal de proporcionar información y apoyo, favoreciendo la ventilación emocional y generar una pausa.

Se aplica particularmente al final de cada día de trabajo de terreno de los equipos de primera respuesta, con el fin de elaborar lo acontecido y vivenciado, de manera tal de permitirles continuar con las tareas de emergencias de días siguientes


Los ejercicios de desactivación duran de 20-40 min, y están destinados hacia el grupo central de trabajo que fue mas seriamente afectado por los eventos.

Los ejercicios de activación y desmovilización usualmente pueden sustituirse unos a otros. Contrario a las desmovilizaciones, los ejercicios de desactivación nunca se provee en la escena del incidente.

Un ejercicio de desactivación debe llevarse a cabo en un ambiente privado, callado y confortable, libre de distracciones y lejos de la escena del incidente.

¿para que sirven?

-          Proveer información sobre el incidente y las relaciones del personal
-          Proveer información sobre las relaciones de tensión, el manejo del estrés y los servicios de apoyo disponibles.
-          Reducir rápidamente la intensidad de las reacciones de un evento traumatico
-          Fortalecer la red social del grupo y reducir sentimientos de singularidad
-          Establecer expectativas positivas sobre el futuro y fortalecer el valor personal
-          Evaluar el bienestar del personal involucrado para determinar la necesidad de servicios de seguimiento

3.    DEBRIEFING

El Defriefing es un instrumento importante que ofrece alivio a la persona a la vez que le posibilita la exteriorizar y comparar sus ideas, recuerdos y emociones perturbadoras con las de otras personas, de modo tal que el sujeto víctima pueda comprenderlas y normalizarlas.

La técnica consiste en una sola sesión con el objeto de hacer un análisis detallado del incidente y la recapitulación de las ideas, sentimientos, reacciones emocionales y de comportamiento que se manifestaron durante y después de los hechos.


Este procedimiento también suministra información (normas de comportamiento) sobre algunos aspectos significativos, que permitan la integración del evento estresante, conflictivo o traumático, a la experiencia previa del individuo como persona.

La técnica permite que las personas involucradas expresen verbalmente su angustia y comprendan sus propias reacciones de estrés, de tal modo que no se refuerce en ellas, una interpretación equivocada sobre el evento.

Es una reunión estructurada, organizada que se realiza después de un episodio particularmente perturbador. Está dirigida a grupos, aunque también se utiliza en forma individual. Su objetivo es prevenir problemas emocionales y proteger la salud mental de aquellos que han sido víctimas de un evento estresante, conflictivo, doloroso o traumático.

Objetivo de la técnica:

1. Permite que las personas involucradas expresen verbalmente su angustia y comprendan sus propias reacciones de estrés antes de que se refuerce dentro de ellas, una interpretación equivocada del evento.
2. Reduce el riesgo de estrés traumático, causa principal de serios disturbios y alteraciones en las relaciones interpersonales. Esto implica: conversar, escuchar y reconciliarse.
3. Proporciona apoyo y consuelo
4. Suministra información útil para la comprensión de las propias reacciones al enfrentar el trauma.
5. Suministra información útil para el manejo autónomo del estrés.
6. Crea lazos interpersonales que permiten combatir el aislamiento social que aparece luego de una situación estresante seria.
7. Crea una relación segura y de confianza con instituciones sanitarias, para recurrir a ellas en caso de necesidad.

EL DUELO - DUELO MASIVO

La existencia de gran cantidad de cadáveres después de un desastre crea incertidumbre y temor en la población que, a veces, se exacerban por las informaciones inexactas sobre el peligro de epidemias que representan. También existe tensión y un sentimiento de duelo generalizado; el caos reinante y el clima emocional pueden generar conductas de difícil control. Esta situación requiere de intervenciones psicosociales individuales y comunitarias apropiadas.


El manejo y la disposición de cadáveres es un problema con serias implicaciones psicológicas para la familia y los sobrevivientes, además de otras consideraciones políticas, socioculturales y de salud. También involucra derechos humanos que no pueden ser obviados.

EL DUELO

Es de esperarse que después de la muerte de uno o varios seres queridos se presente la tristeza, el sufrimiento y la aflicción. El período de duelo es aquél en el cual la persona asimila lo sucedido, lo entiende, lo supera y reconstruye su vida. Éste es un proceso normal que no debe apresurarse ni tratar de eliminarse, así como tampoco considerarlo como una enfermedad.

El duelo se vivencia con una mezcla de tristeza, angustia, miedo e ira; en el momento más crítico llega a los extremos del dolor emocional muy intenso y la desesperación. Después viene el alivio progresivo y concluye con expresiones de confianza y esperanza renovadas.

El proceso de duelo implica:

Liberarse o dejar atrás la relación con la persona fallecida,
Adaptarse al mundo en otras condiciones, y
El esfuerzo por establecer nuevas relaciones.

El modo de afrontar la pérdida y llevar el duelo adecuadamente está en estrecha relación con los siguientes factores:

La personalidad del sobreviviente y la fortaleza de sus mecanismos de defensa,
La relación con el fallecido,
Las circunstancias en que ocurrieron los hechos, y
La red de apoyo social (familia, amigos y comunidad).

En situaciones de muertes masivas se han descrito los miedos y sentimientos que experimentan los sobrevivientes:

Miedos prácticos: los temores a asumir los nuevos roles que le impone la desaparición de un miembro de la familia (la esposa viuda que se convierte en jefa del hogar) o el padre viudo a cargo de los hijos.

Miedos recurrentes a que pueda ocurrir algo nuevamente o que la muerte se va a cernir sobre otros miembros de la familia o la comunidad.

Enojo: se sienten molestos contra los que los murieron y lo descargan contra familiares o amigos cercanos.

Sentimientos de culpa: se sienten culpables en alguna medida de la muerte de los seres queridos. A veces, lo que suceda después de la muerte incrementa este sentimiento.

Las manifestaciones psicológicas más frecuentes en situaciones de duelo son:

Recuerdos muy vivos y reiterativos del fallecido y de lo ocurrido.
Nerviosismo o miedo, tristeza y llanto.
Deseos de morir.
Problemas con el sueño y el apetito.
Problemas de memoria y para la concentración mental.
Fatiga y pocas motivaciones y dificultades para retornar al grado normal de actividad.
Tendencia al aislamiento y la soledad.
Mezcla de sentimientos o emociones como: reproche a sí mismo, inculpar a otros, frustración, impotencia, enojo, sentirse abrumado, etc.
Descuido del aspecto y la higiene personal.
Manifestaciones corporales como: mareos, náuseas, dolor de cabeza, opresión precordial, temblores, dificultad para respirar, palpitaciones, sequedad en la boca y aumento de la tensión arterial.

EL RITO FUNERARIO

Los rituales implican el uso simbólico de movimientos y gestos corporales para expresar y articular significados en torno a una situación social. Se usan para estructurar la sociedad, iniciar a la gente dentro de una comunidad, aportar guías para el comportamiento humano, dar significación a aspectos importantes de la vida, marcar transiciones y conectar la emoción y la razón a través de una acción o un acto físico.

Los rituales son pilares de la organización social y constituyen formas de comunicación dentro de la cultura cuya función es mantener el control de eventos que, de otra forma, podrían causar graves trastornos en el desempeño social del grupo.

EL VALOR SIMBOLICO DEL CADAVER Y LA SEPULTURA

Es evidente en la somera revisión que acabamos de efectuar que el cadáver tiene un valor simbólico de gran fuerza para familias y comunidades de todas las culturas y credos.

Es evidente en la somera revisión que acabamos de efectuar que el cadáver tiene un valor simbólico de gran fuerza para familias y comunidades de todas las culturas y credos.

Este valor simbólico proviene del poder de evocación que tiene el cadáver como objeto material y que se explica porque nuestra noción de realidad se basa en la imagen que tenemos de los objetos y, en general, de su percepción a través de los sentidos. La cultura se construye sobre las bases simbólicas determinadas por el estrecho e indisoluble vínculo entre el objeto y su representación.

En este sentido, la vinculación que los miembros de una familia mantienen con sus muertos es de tipo simbólico y religioso, y se establece a través de los objetos materiales que los evocan; este significado no existe por fuera de dicho poder de evocación.

EL DUELO Y LOS RITUALES EN SITUACIONES DE DESASTRES

Diversos estudios revelan las dificultades del duelo en los casos de desaparición, agravada en los casos en que se sospecha homicidio político o de otra índole, por ideas no verificables ni desechables de sufrimiento y dolor infligidos al ser querido al no disponer del cuerpo debidamente identificado. El que no se puedan realizar los rituales condena a la familia a una segunda muerte, la muerte simbólica de su ser querido, al carecer tan siquiera de una tumba que perpetúe su nombre y le dé la dignidad social que implica el reconocimiento de la identidad y su inscripción en la cadena generacional de una familia.

La falta de identidad del fallecido implica, además, que los familiares y relacionados no pueden dar sepultura al cuerpo según los ritos preciados y llorar su pérdida para dar curso a la disolución de la investidura afectiva sobre el cadáver, tan cercano aún a la persona que se recuerda como si estuviera viva.

El hecho que no se pueda verificar de manera concreta qué le ha sucedido y los hechos alrededor de la muerte, crea un vacío que da lugar a dolorosas e interminables fantasías. No menos importante es la necesidad de contar con la certificación de la defunción que permitirá a los deudos movilizar patrimonios y ejecutar los efectos civiles de una declaración de muerte.

Cuando se producen muertes masivas, desapariciones, así como cadáveres no identificados, este proceso se altera y no se pueden cumplir las diferentes facetas del mismo; incluso, en muchos casos, no se dispone del cuerpo y se produce una sensación de vacío, de “duelo frustrado o no resuelto”.

Las circunstancias que hacen más difícil enfrentar un proceso de duelo son:

Desapariciones,
Imposibilidad de reconocer los cadáveres,
Enterramientos colectivos,
Masacres, y
Los que, aunque supieron de la muerte y pudieron realizar un entierro, pero tienen muchos sentimientos de ira debido a lo brutal e injusto de la misma.

TRASTORNOS PSIQUIATRICOS EN LOS SOBREVIVIENTES

Se ha demostrado que sólo algunos sujetos experimentan problemas más graves o duraderos que podrían calificarse como psicopatología.

Algunas manifestaciones síquicas son la respuesta comprensible ante las experiencias traumáticas vividas, pero también pueden ser indicadores de que se está presentando una condición patológica (sobre todo en condiciones de duelos alterados).

 
La valoración debe hacerse en el contexto de los hechos, determinando si se pueden interpretar como respuestas “normales o esperadas” o, por el contrario, identificarse como manifestaciones psicopatológicas que requieren un abordaje profesional.

Algunos criterios para determinar si una expresión emocional se está convirtiendo en sintomática son:


Prolongación en el tiempo,
Sufrimiento intenso,
Complicaciones asociadas (por ejemplo, una conducta suicida), y
Afectación significativa del funcionamiento social y cotidiano de la persona.

Entre los efectos tardíos se reportan duelos patológicos que se expresan como depresión, trastornos de adaptación, manifestaciones de estrés postraumático, abuso del alcohol u otras sustancias adictivas y trastornos psicosomáticos.

El estrés postraumático es un trastorno de tipo tardío o diferido que aparece como consecuencia de acontecimientos excepcionalmente amenazantes o catastróficos; se inicia después del trauma con un período de latencia cuya duración varía desde unas pocas semanas hasta los seis meses. En muchas ocasiones, más que un cuadro completo de estrés postraumático, aparecen sólo algunos síntomas del mismo

Evocación del acontecimiento traumático (revivir el acontecimiento): recuerdos recurrentes e intrusos, pesadillas, flashbacks.
Evitación de estímulos asociados con el traumatismo: esfuerzos para evitar conversaciones, situaciones, lugares o personas que recuerden el acontecimiento.
Disociación: sensación subjetiva de embotamiento o ausencia de la realidad, aturdimiento, como en un sueño. No poder recordar aspectos importantes del trauma.
Disminución de la capacidad de respuesta al mundo exterior: incapacidad de sentir emociones, sensación de alejamiento de los demás.
Aumento de la activación: estado aumentado de alerta, irritabilidad o ataques de ira.
Ansiedad significativa: en ocasiones, estallidos agudos de miedo o pánico.
Depresión: es frecuente la ideación suicida.
Insomnio.
Síntomas vegetativos.
El consumo de alcohol o drogas puede ser un factor agravante.

También se ha reportado el incremento del índice de suicidios en los períodos posteriores al deceso masivo de personas como consecuencia de desastres naturales o crímenes de guerra.

¿QUÉ HAY QUE HACER?

Tenga en cuenta que con el tiempo, de manera aproximada se ha fijado en 3 a 12 meses, la persona acepta la realidad y se dispone a continuar su vida, se atenúan los síntomas hasta que logra un equilibrio emocional y se establecen alternativas de solución.

Trabajar por intentar animar a la persona que sufre el duelo a que exprese sus sentimientos de pérdida.

Fortalecer la autoestima.

Intentar averiguar las reacciones previas frente al duelo, lo cual da una idea de cómo las personas se han defendido antes.

Ayudar a superar la negación, confrontando a la persona con la realidad y ayudándole a analizar las perspectivas de una vida que debe continuar, a pesar de la pérdida.

Reforzar los recuerdos positivos del fallecido.

Apoyar y ayudar a rituales de aceptación.

Reiniciar las actividades sociales, como prácticas religiosas, deportivas, recreación familiar, etc.

Para los niños sobrevivientes se recomienda:

Una estrategia de recuperación psicosocial flexible y no profesionalizada.
Considerar la escuela, la comunidad y la familia como espacios terapéuticos fundamentales. Los maestros, el personal comunitario, los grupos de mujeres y los grupos de jóvenes se convierten en agentes de trabajo con los menores.

Fortalecer la capacitación, la atención y la motivación del personal que trabaje con niños.

Las técnicas grupales lúdicas son instrumentos esenciales para la recuperación psicosocial de los niños.

Deben combinarse con la recreación y el deporte.

Favorecer, lo antes posible, el retorno a la vida normal incluyendo la escuela.

Aprovechar las tradiciones populares en lo referente a los cuidados y la atención de los menores afectados.

INFORMACION VERAZ, ADECUADA Y OPORTUNA

Las autoridades y líderes comunitarios deben estar preparados para ofrecer información directa ya sea individual o en grupos, así como para responder preguntas y disponerse a la búsqueda de soluciones.

Los medios de comunicación se caracterizan por una dualidad en su naturaleza; por un lado, son empresas lucrativas y por otro, tienen una enorme responsabilidad social por el servicio público que brindan.

Las informaciones sobre desastres y grandes cantidades de muertos son explotadas, frecuentemente, como sucesos noticiosos potenciando lo inédito, lo extraordinario o inaudito; incluso se puede manipular cierto interés morboso del público. Sin embargo, se debe insistir en el perfil ético y los aspectos de sensibilidad humana con que se debe manejar la información sobre estos acontecimientos; el objetivo debe ser una noticia veraz y responsable que sea capaz de orientar correctamente.

Para las tareas de información es importante buscar el apoyo oportuno de vecinos y organizaciones comunitarias que tienen, además de talento humano, un gran conocimiento de la población y sus costumbres.

FILIPINAS. La lucha por la supervivencia tras el paso devastador del tornado

"Nos matan por arroz, no piden dinero, pero si sospechan que tienes comida, estás muerto. Entran pistola en mano y disparan sin preguntar". Es el escalofriante relato de Felipe, un aterrado residente de Guiuan, en la isla de Samar, una localidad también arrasada por el tifón 'Haiyan'.
 
Testimonios como el suyo son una alerta de socorro al mundo para que llegue con urgencia la prometida ayuda humanitaria, ya que en muchas zonas de Filipinas no hay ni agua potable ni comida y la gente está desesperada. Su hermano Joselito le secunda: «Los ladrones armados no tienen piedad, se han llevado lo poco que teníamos, pero quieren más. Si os vais, estamos muertos». Se refiere a los miembros de Médicos sin Fronteras que han llegado con sus equipos. «El daño es muy extenso y las necesidades, enormes», dice el portavoz de la ONG.


Al drama humanitario de los supervivientes, se ha sumado en las últimas horas la aparición de la guerrilla. El movimiento de insurrección NPA (New People Army) -grupo comunista filipino, radicado sobre todo en Mindanao y las islas Bisayas, muy afectadas por el tifón- tiene hambre. Sus miembros, que suelen esconderse en las montañas, están armados, entrenados para la supervivencia extrema y ya no tienen nada que perder, para alarma de civiles y cooperantes. "Saquean los convoyes de ayuda humanitaria, yamenazan con secuestros. Sin escolta, estamos en peligro, hasta la policía tiene miedo. Ellos son muchos y nosotros muy pocos", ha dejado escrito el fotoperiodista Reynan Villena.

Nadie se acostumbra a tantas escenas de horror. Ni siquiera los equipos de rescate tras desastres naturales."Nunca he visto nada igual, ni el infierno puede ser tan cruel", expresa conmovido el pastor Les Tilka, de la ONG estadounidense Samaritans Purse. "Huele a muerte... Es tan desagradable, que los tres voluntarios que hemos acudido tuvimos que parar varias veces para vomitar"

Hay infinitas hileras de fallecidos, rodeados de moscas y en estado de descomposición. Los cuerpos se apilan como sacos, se pudren sin que nadie se ocupe de ellos.

La necesidad de huir de la desgracia está causando escenas dramáticas en el aeropuerto de Tacloban. Personas desesperadas han destrozado las vallas de seguridad del recinto, lanzándose en masa a la plataforma para subirse a los aviones. Los soldados y la policía han vivido una auténtica batalla campal entre civiles enloquecidos. Helen Cordial no ha podido subir aún a un avión. Ayer imploraba inútilmente y de rodillas a los hieráticos soldados. "Por favor, soy diabética, os lo suplico... ¿Es que queréis que me muera aquí?". Pero son demasiadas las personas que quieren volar y las plazas, limitadas.


A pesar de que al menos una docena de aviones militares de EEUU y de Filipinas ha llegado en los últimos días a Tacloban y Cebú, C. Pedrosa, funcionario del Departamento de Ayuda de esta ciudad, lamentaba ayer que es insuficiente. "La gente está vagando por la ciudad, buscando agua y comida. Ya no queda gasolina, y no hay modo de desplazarnos. Están enfermos, y hambrientos, pero ni siquiera pueden ejercer su oficio: pescar. El mar, plagado de cadáveres y contaminado, ya no es una opción. No hay tiendas ni supermercados. El destrozo físico y mental es tan brutal, que» han saqueado todo y ya no confían en nadie, es peor que una guerra".
Los supervivientes describen ciudades fantasma, sin ley, sin autoridades capaces de distribuir la ayuda enviada, y con una total ausencia de planificación.
Víctimas, voluntarios, psicólogos, médicos, expertos en catástrofes, militares, periodistas y todo aquél que forma parte de este drama sin precedentes, experimentamos la incertidumbre del día siguiente, con absoluto pavor y tristeza. Las noticias no siempre son buenas, y en Filipinas, aterran.


Bibliografia: