sábado, 19 de octubre de 2013

CONDUCTAS DE NIÑOS (AS) Y ADOLESCENTES FRENTE A SITUACIONES DE DESASTRES

Conductas en niños, niñas y adolescente frente a eventos adversos

Los desastres pueden dejar a los niños atemorizados, confusos e inseguros. Ya sea que el niño haya experimentado un trauma en persona, lo haya visto en la televisión o haya escuchado a adultos hablar del desastre, es importante que los padres y los maestros estén informados y listos para ayudar si comienzan a presentarse reacciones a la tensión emocional.


Los niños pueden responder a un desastre demostrando temor, tristeza o problemas de comportamiento. A veces, los más pequeños vuelven a hábitos de conducta que ya habían dejado atrás, como orinarse en la cama, tener problemas para dormir y mostrar angustia ante la separación. Los niños mayores pueden mostrar enojo, agresión, tener problemas escolares o encerrarse en sí mismos. Algunos niños que sólo tienen contacto indirecto con el desastre, pero que lo presencian por televisión también pueden quedar afectados. 

Es importante saber…

La manera en que los niños reaccionan ante un desastre o una emergencia se relaciona estrechamente con la forma en que sus padres manejan la situación. Los niños perciben los temores y tristeza de los adultos. Los padres y adultos pueden hacer que los desastres resulten menos traumáticos para los niños si toman medidas para manejar sus propios sentimientos y elaboran planes para sobreponerse. Los padres son casi siempre la mejor fuente de apoyo para los niños después de un desastre. Una forma de establecer un sentido de control y crear confianza en los niños antes de un desastre es que participen y se interesen en la preparación del plan familiar para desastres. Después del desastre, los niños pueden colaborar en el plan familiar de recuperación.

Reacción de los niños ante un desastre, por edad

Del nacimiento a los 2 años. Cuando los niños todavía no saben hablar o apenas comienzan a expresarse y experimentan un trauma, no tienen palabras para describir el suceso o sus sentimientos. Sin embargo, conservan recuerdos de imágenes, sonidos u olores determinados. Los bebés pueden reaccionar ante el trauma mostrándose irritables, llorando más de lo acostumbrado o queriendo que los lleven en brazos y los mimen todo el tiempo. La mayor influencia en los niños de esta edad es la actitud de sus padres. Cuando los niños crecen, en sus juegos pueden representar elementos del suceso traumático que ocurrió varios años atrás y en apariencia había quedado en el olvido.

Preescolar—de 3 a 6 años. Los niños en edad preescolar a menudo se sienten indefensos e impotentes ante un suceso abrumador. Debido a su edad y tamaño pequeño, carecen de la capacidad de protegerse a sí mismos o a los demás. Como resultado, sienten un gran temor e inseguridad respecto a quedar separados delas personas que los cuidan. Los pequeños en edad preescolar no comprenden el concepto de pérdida permanente. Para ellos, las consecuencias son reversibles o permanentes. En las semanas posteriores a un suceso traumático, los niños en edad preescolar recrean en sus juegos el incidente o desastre una y otra vez.

Edad escolar—de 7 a 10 años. El niño en edad escolar posee la capacidad de comprender la permanencia de la pérdida. Algunos niños se preocupan mucho por los detalles de un suceso traumático y desean hablar constantemente de ellos. Esta preocupación puede afectar la concentración del niño en la escuela y provocar una baja en su rendimiento académico. En la escuela, los niños pueden oír información imprecisa que comentan sus compañeros y exhibir una amplia gama de reacciones: tristeza, miedo generalizado o temores específicos de que el desastre vuelva a ocurrir, sentimientos de culpabilidad por haber actuado o no haber actuado durante el desastre, enojo por que no se impidió el suceso o fantasías de ser héroes.

De la pre adolescencia a la adolescencia—de 11 a 18 años. A medida que los niños van creciendo, adquieren una comprensión más compleja del desastre. Sus respuestas se parecen más a las de los adultos. Los adolescentes pueden comportarse de manera peligrosa o arriesgada, como conducir de manera imprudente o consumir bebidas alcohólicas o drogas. Otros se muestran temerosos de salir de casa y evitan actividades que antes realizaban. Buena parte de la adolescencia se centra en ubicarse en el mundo. Después de un trauma, la visión del mundo puede parecer más peligrosa e insegura. El adolescente se siente abrumado por emociones intensas, pero no puede hablar de ellas con los demás.

¿Qué factores determinan la respuesta de los niños ante el Desastre?

A) Factores relativos al Desastre:
Cuando el desastre es severo, los niños han de enfrentarse a un gran número de  problemas: falta de comida, agua y refugio, daños en la propiedad, alojamiento  inadecuado, violencia, falta de cuidados médicos, recuerdos traumáticos, reubicación, separación de los padres, crisis económica.
 Como más severa sea la exposición traumática más extrema tiende a ser la reacción (ej. proximidad al epicentro de un terremoto, zona de impacto de un huracán, lugar de un ataque misil).
Como más cruel sea la experiencia vivida más severa será la respuesta (ej. presenciar a gente muy dañada o ver cuerpos mutilados, enfrentarse a una amenaza a la propia vida, sufrir pérdidas humanas y especialmente de familiares).
Los desplazamientos continuos también son predictivos de una peor respuesta psicológica.
Los niños sometidos a varias experiencias traumáticas son más proclives a tener más síntomas postraumáticos.

B) Factores relativos al Niño:
Edad: Las variaciones entre los diferentes estudios hace difícil generalizar. Los niños pequeños se consideran más vulnerables, con más problemas de conducta, miedos, síntomas regresivos y problemas de separación. En cambio, la depresión y la ansiedad son más características de niños mayores y adolescentes.
Este hecho reflejaría distintas maneras de expresar el mismo dominio sintomático básico en grupos con diferentes niveles de madurez cognitiva y afectiva.
Género: Los resultados son contradictorios. Algunos estudios no encuentran diferencias de género. Otros sugieren más síntomas internalizados en las niñas (depresión, ansiedad, miedos) y conductas externalizadas en los chicos (alteraciones conducta, agresiones). Las chicas tienden a ser descritas como con mayor capacidad de reacción y adaptabilidad en la infancia, pero más vulnerables en la adolescencia. 

Vulnerabilidades y alta capacidad de adaptación: Los niños con patología previa, particularmente síntomas de ansiedad y dificultades de aprendizaje, y niños que hayan sufrido más hechos traumáticos en el pasado (ej. divorcio padres, accidentes), son más proclives a tener síntomas severos después de un desastre. En contraste, los niños alegres y con alta capacidad de reacción incluso cuidan a los adultos durante y después de un estresor mayor. Suelen tener también facilidad de aprendizaje y de resolver bien los problemas.
Habilidades resolutivas: Estrategias de afrontamiento negativas o defensas más inmaduras para afrontar el estrés están asociadas con mayor persistencia sintomática a lo largo del tiempo.

C) Factores relativos a la Familia:
Reacción de los padres: La presencia de adultos cuidando a los niños durante y después de un estresor mayor está considerado el factor protector más importante y consistente.
La reacción de los padres al desastre y su habilidad para contener la ansiedad, especialmente la de la madre, está generalmente correlacionada con la severidad de la respuesta del niño.
Funcionamiento del sistema familiar: Las familias con grados extremos de cohesión (o muy disgregadas o muy rígidas), no suelen aportar un soporte apropiado que permita al niño procesar las experiencias traumáticas y alcanzar una resolución constructiva.
Cuidar el soporte, unos patrones de comunicación abierta y sensibilidad hacia las necesidades del niño permitirá a niños y padres regular un proceso adecuado y discutir hechos relativos al desastre cuando sea necesario.
Por otra parte, el estrés parental puede llevar a un grado de preocupación que implique una sobreprotección hacia los hijos, que interferirá en el proceso saludable de resolución.

D) Factores Sociales y Culturales:
Amistades: Son valiosos recursos de afecto recíproco y apoyo, asistencia mutua y seguridad emocional fuera del contexto de la intimidad familiar. También se incluirían relaciones de apoyo con profesores y otros adultos.
Comunidad: La fortaleza interna de una comunidad bajo el desastre es el resultado de la operación de varios factores y procesos: un liderazgo efectivo, cohesión social, poder institucional, servicios de emergencias disponibles, infraestructura apropiada, planes preparados de desastres y una fortaleza común que depende de factores culturales (educación, ideología)
Cultura: Algunas culturas favorecen que los niños expresen sus sentimientos displacenteros y de estrés y otras no, lo que debe ser tenido en cuenta por los clínicos cuando planean intervenciones de tratamiento, ya que la cultura media en la ideología y la identidad.
En los casos más extremos, hay culturas que permiten a los niños afrontar riesgos que transcienden a su edad (ej. niños soldados, explotación sexual).

¿COMO PODEMOS AYUDAR A LOS NIÑOS DESPUÉS DE UN DESASTRE?

Atender las necesidades emocionales del niño

El comportamiento, ideas y sentimientos de los adultos influyen en las reacciones de los niños. Los adultos deben alentar a los niños y adolescentes a compartir sus pensamientos y emociones respecto al incidente. Aclare los malos entendidos respecto al riesgo y el peligro; escuche las inquietudes de los niños y responda a sus preguntas. Mantenga una sensación de calma y valide las preocupaciones y percepciones de los niños y hable con ellos sobre planes concretos para garantizar su seguridad.

Escuche lo que le dice el niño. Si un niño pequeño hace preguntas sobre el suceso, responda con sencillez sin la elaboración necesaria para un niño mayor o un adulto. Algunos niños se tranquilizan al saber más o menos información que otros; decida qué nivel de información necesita su hijo en particular. Si el pequeño tiene dificultades para expresar sus sentimientos, permita que haga un dibujo o cuente una historia de lo que ocurrió.
Trate de comprender qué es lo que causa la angustia y el miedo. Recuerde que después de un desastre, lo que más temen los niños es que:
  • El suceso vuelva a ocurrir.
  • Alguien cercano a ellos muera o resulte herido.
  • Se queden solos o separados de la familia.

Tranquilizar a niños después del desastre

Las siguientes sugerencias son para tranquilizar a los niños:
  • El contacto personal es tranquilizador. Abrace y acaricie a sus hijos.
  • Con calma, proporcióneles información objetiva sobre el desastre reciente y los planes para garantizar su seguridad y recuperación.
  • Aliente a sus hijos a que expresen sus sentimientos.
  • Pase más tiempo con sus hijos; por ejemplo, a la hora de acostarlos.
  • Restablezca su rutina diaria para el trabajo, escuela, juegos, alimentos y descanso.
  • Asigne a los niños tareas específicas para que participen y sientan que están ayudando a que la vida familiar y comunitaria se restablezca.
  • Elogie y dé reconocimiento al comportamiento responsable.
  • Entienda que sus hijos tendrán toda una variedad de reacciones ante los desastres.
  • Aliente a sus hijos a participar en la actualización del plan familiar para desastres.

Si ha tratado de crear un ambiente tranquilizador, según las indicaciones anteriores, pero su hijo continúa muy tenso, o si las reacciones empeoran con el tiempo o afectan el comportamiento diario en la escuela, el hogar o con otras relaciones, tal vez convenga consultar a un profesional. Puede conseguir ayuda profesional del médico de cabecera del niño, un proveedor de salud mental especializado en las necesidades de los niños o un clérigo.


Supervisar y limitar la exposición de su familia a los medios de comunicación

La cobertura noticiosa relacionada con un desastre puede suscitar temor y confusión y despertar angustia en los niños. Esto es especialmente válido en desastres a gran escala o ataques terroristas que provocan muchas pérdidas materiales y de vidas humanas. Especialmente con los niños pequeños, las imágenes repetitivas de un suceso pueden hacer que ellos crean que el suceso se repite una y otra vez.
Si los padres permiten que los niños vean la televisión o usen el Internet, donde aparecen imágenes o noticias sobre el desastre, los padres deben acompañarlos para estimular la comunicación y dar explicaciones. Esto puede incluir que los padres supervisen y limiten como consideren conveniente su propia exposición a la información que provoca angustia.


Usar grupos de apoyo

Los padres ayudan a sus hijos cuando adoptan medidas para entender y manejar sus propios sentimientos y maneras de enfrentar la situación. Para hacerlo, deben crear y usar los sistemas de apoyo social de la familia, amigos, organizaciones y agencias comunitarias, instituciones religiosas u otros recursos que sean de utilidad para la familia. Los padres pueden crear sus propios sistemas de apoyo social únicos para que en caso de emergencia o cuando ocurra un desastre puedan recibir apoyo y ayuda para manejar sus reacciones. Como resultado, los padres podrán dedicarse más a sus hijos y estarán mejor capacitados para apoyarlos. Casi siempre, los padres son la mejor fuente de apoyo para sus hijos en épocas difíciles. Pero para apoyarlos, los padres necesitan atender sus propias necesidades y contar con un plan de respaldo.
La preparación para un desastre ayuda a todos los miembros de la familia a aceptar el hecho de que los desastres ocurren, y brinda una oportunidad para identificar y recopilar los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas después del desastre. La preparación ayuda; cuando la gente se siente preparada, enfrenta mejor los problemas, igual que los niños.




Revisar:
Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis A.C.

Centro Internacional de Psicotraumatología-International Psychotraumatology Cente

domingo, 13 de octubre de 2013

CRISIS

¿QUÉ ES UNA CRISIS?


La crisis es “un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente, por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”.


Una crisis es la respuesta a eventos peligrosos y es vivida como un estado doloroso. Es por esto que la persona tiende a movilizar reacciones muy poderosas que le ayudan a aliviar su malestar y a recuperar el equilibrio que existía antes del inicio de la crisis.


Si esto sucede, la crisis puede ser superada y además el sujeto aprende a emplear nuevas estrategias adaptativas que le pueden ser de utilidad en el futuro.



Un evento traumático produce cambios en nuestro mundo, tanto en el externo como en nuestro mundo interno:

  •  El mundo externo cambiará y será percibido como extraño, sin significado, sin sentido, amenazante, incierto, confuso y hasta violento.
  • En nuestro mundo interno se modificará nuestro modo subjetivo de percibir las cosas. No se articulará bien el proceso de percepción, identificación y memoria.

H      TIPOS DE CRISIS

  • Crisis naturales- se dan naturalmente, son más predecibles y sobrevienen cuando una persona va cumpliendo etapas en su vida desde la niñez a la senectud. Presentan una conducta indiferenciada y marcan un trastorno en el área intelectual y afectiva. 

-       Crisis del nacimiento e infancia
-       Crisis de la pubertad y adolescencia
-       Crisis de la primera juventud
-       Crisis de la edad media de la vida
-       Crisis de la tercera edad
-       Crisis Circunstanciales:

  • Crisis circunstanciales- Las crisis circunstanciales son inesperadas, accidentales y dependen sobre todo de factores ambientales. Abarca alteraciones emocionales y de la conducta ante pérdidas o amenaza de pérdidas de los aportes básicos (físicos, psicosociales y socioculturales que están interrelacionados):

-       Separación
-       Pérdidas
-       Muerte
-       Enfermedades corporales
-       Desempleo
-       Trabajo nuevo
-       Fracaso económico
-       Violaciones
-       Incendios
-       Accidentes
  • Crisis existenciales- se dan cuando se tiene que optar entre dos valores importantes.
  • Crisis totales- cuando se afecta todo lo económico, emocional, la salud, el área familiar, laboral.

Es desde el punto de vista de ver las crisis como un periodo de transición entre etapas de la vida como se entiende la intervención en crisis, pues es en estos momentos y según la forma en que se organice el comportamiento, cuando la crisis puede representar una oportunidad para el desarrollo personal o un momento crítico de vulnerabilidad para el trastorno mental.

“Las estrategias de resignación son más fáciles de establecer cuando son desastres naturales o accidentes de tráfico, pero cuando es una acción humana es más grave, porque generan odio y rechazo y las terapias a aplicar son más complejas” (Echeburúa, E.).



DURACIÓN DE UNA CRISIS


Algunos teóricos piensan que la crisis es un estado agudo de desequilibrio repentino y de corta duración. O'connor (1990) habla de que la resolución del duelo es hasta de 2 años.

Cabe hacer una diferencia entre lo que es la restauración del equilibrio y la resolución de la crisis.

Restaurar el equilibrio se refiere a la reducción de los síntomas y los signos, pero no equivalente a que se ha resuelto constructivamente la crisis. Es posible que la manera en que se logre el equilibrio momentáneo, pueda causarle después mucho más daño.


FASES DE UNA CRISIS


Horowtz (1976) propone las siguientes reacciones de una persona ante una situación de crisis.


1.  El llanto se refiere a las reacciones inmediatas al impacto del suceso y pueden ser unas muy obvias   como gritar, llorar, pánico y/o desmayo. Y otras no tan obvias como un nudo en la garganta y llanto silencioso.

    2.  Del llanto puede pasar a la negación que conlleva el bloqueo del impacto y se puede acompañar de entorpecimiento emocional, no pensar en lo que pasó y realizar actividades como si nada hubiera pasado. La negación también puede presentarse casi inmediatamente al suceso.

    3.  La intrusión se caracteriza por la abundancia de sentimientos e ideas de dolor sobre la pérdida. En la mente aparecen imágenes del suceso una y otra vez, incluso en sueños que apabullan a la persona, ideas o decisiones muy negativas y riesgosas que pueden ser expresadas o no.

    Algunas personas pasan directamente de la fase del llanto a la intrusión sin pasar por la negación, otras en la fase de intrusión buscan la negación, deseando y tratando de olvidar (llegan a ser olvidadizas) esto puede ser porque el dolor aumenta en la fase de intrusión y desean evitarlo.

   4. La fase de penetración es la parte del proceso en el que la persona penetra en sus sentimientos y sentimientos. Los reconoce, los acepta y expresa. Entre más los exprese más se "desgasta" el impacto que le produjo el suceso.


      5.  La consumación es la última fase de la de la crisis. En esta se ha iniciado la integración de la experiencia, o ya ha sido integrada a la vida de la persona.

Cuando las personas logran la fase de consumación se puede decir que resolvieron la crisis. Esto las dota de mayor seguridad, fortaleza, herramientas para dar sentido a sus vidas y una postura más sana ante su existencia.

     6.  La integración consiste en que la persona acepta lo que sucedió, admite que el suceso la llevó al desequilibrio, pero es capaz de encontrar en esta una oportunidad de crecimiento, y ganar fortaleza.

      El sentimiento no desaparece pero ya no desequilibra, encuentra un para qué a la vivencia, que le permite enfrentar en el futuro de una mejor manera los sucesos críticos y las situaciones límite.

      Cuando no se resuelve la crisis, las personas pueden sufrir alteraciones físicas, emocionales, y/o mentales. Presentar actitudes negativas, mecanismos de defensa. Tornarse resentidos, agresivos, desconfiados, inseguros, soberbios, egoistas. Mostrar máscaras de dureza, frialdad, indiferencia, y sentir soledad, amargura e infelicidad. Hacen el papel de víctima o de victimario. Incapacitadas para establecer relaciones interpersonales sanas y profundas. Bloquean su voluntad de sentido, su intuisión, su libertad y su responsabilidad, por lo que muy probablemente sientan vacío existencial.


LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

es un proceso de ayuda dirigida a auxiliar a una persona o familia a soportar un suceso traumático de modo que la probabilidad de efectos negativos como daños físicos o emocionales se aminore y la probabilidad de crecimiento se incremente.

Su finalidad es, que el que sufre no sólo logre el nivel de funcionamiento que tenía antes de la pérdida, sino que se trascienda a sí mismo y busque el sentido de su vida sin aquello que ya no tiene.


CÓMO INTERVENIR EN UNA CRISIS


Para intervenir en una crisis, es necesario sentir interés en las personas. Y tender a la auto-trascendencia.

También es indispensable saber identificar los signos que presenta la persona que está viviendo una crisis.

Y desde luego cómo intervenir. Porque el interés sin el conocimiento es insuficiente.



¿Qué se debe OBSERVAR?


Si la persona presenta cambios en su habitual comportamiento:
·       
  • puede estar tensa, ansiosa, enojada, irritable, triste, deprimida, pasiva, confundida, distraida, desorganizada, aislada, sin energía, cansada, agotada.
  • trastornos alimentarios: poco apetito, comer compulsivamente.
  • trastornos del sueño: insomnio o sentir sueño y ganas de dormir todo el tiempo     
  • rostro cansado, ojeroso por el insomnio, mirada sin brillo, piel poco humectada.
Se debe INDAGAR, mediante el Diálogo Socrático, si la persona:
·  tiene sentimientos de desamparo, debilidad, soledad, desesperación, ira contenida o expresada, desesperanza.

  •  se siente confundida, ansiosa, desorientadas, angustiada, impotente.
  •  si siente el deseo de salir de su malestar, pero no sabe cómo y se siente incapaz de enfrentarse y superar la situación.
  • si ha habido cambios en sus relaciones interpersonales y sus actividades.
  •  ha experimentado soledad, aislamiento y desamparo.
  •  sufre dolores de cabeza, y garganta frecuentes, gris, tos, gastritis, colon irritable.


F62.0 Transformación persistente de la personalidad tras experiencia catastrófica


Transformacion persistente de la personalidad que puede aparecer tras la experiencia de una situacion estresante catastrofica. El estres debe ser tan extremo como para que no se requiera tener en cuenta la vulnerabilidad personal para explicar el profundo efecto sobre la personalidad. Son ejemplos tipicos: experiencias en campos de concentracion, torturas, desastres y exposicion prolongada a situaciones amenazantes para la vida (por ejemplo, secuestro, cautiverio prolongado con la posibilidad inminente de ser asesinado). Puede preceder a este tipo de transformacion de la personalidad un trastorno de estres post-traumatico (F43.1). Estos casos pueden ser considerados como estados cronicos o como secuelas irreversibles de aquel trastorno. No obstante, en otros casos, una alteracion persistente de la personalidad que reune las caracteristicas que a continuacion se mencionan, puede aparecer sin que haya una fase intermedia de un trastorno de estres post-traumatico manifiesto. Sin embargo, las transformaciones duraderas de la personalidad despues de una breve exposicion a una experiencia amenazante para la vida como puede ser un accidente de trafico, no deben ser incluidas en esta categoria puesto que las investigaciones recientes indican que este tipo de evolucion depende de una vulnerabilidad psicologica preexistente. Pautas para el diagnostico La transformacion de la personalidad debe ser persistente y manifestarse como rasgos rigidos y desadaptativos que llevan a un deterioro de las relaciones personales y de la actividad social y laboral. Por lo general, la transformacion de la personalidad debe ser confirmada por la informacion de un tercero. El diagnostico esencialmente se basa en la presencia de rasgos previamente ausentes como, por ejemplo:
a) Actitud permanente de desconfianza u hostilidad hacia el ) mundo.
b) Aislamiento social.
c) Sentimientos de vacio o desesperanza.
d) Sentimiento permanente de "estar al limite", como si se estuviera constantemente amenazado.
e) Vivencia de extrañeza de si mismo.
Esta transformacion de la personalidad debe haber estado presente por lo menos durante dos años y no debe poder ser atribuida a un trastorno de la personalidad preexistente o a un trastorno mental distinto del trastorno de estres post-traumatico (F43.1).
Incluye:
Tranformacion de la personalidad tras experiencias de campo de concentracion, desastres y catastrofes, cautiverio prolongado con peligro inminente de ser ejecutado, exposicion prolongada a situaciones amenazantes para la vida como ser victima de un acto terrorista o de torturas.
Excluye: Trastorno de estres post-traumatico (F43.1).


lunes, 7 de octubre de 2013

BASES PSICOFISIOLÓGICAS DEL ESTRES

¿QUE ES ESTRÉS?

Es un proceso físico, químico o emocional producto de una tensión que puede llevar a la enfermedad física. Es producido por estímulos altamente amenazantes para la vida, la supervivencia, la seguridad, la intimidad, el territorio y la perspectiva de vida.

El Estrés es una reacción de ajuste. Como reacción origina tensión a nivel físico y psicológico mediante la estimulación del equipo biológico que posee el ser humano para enfrentar a los estímulos externos.



TIPOS DE ESTRÉS

Eustres (estrés positivo)
Representa al estrés donde la persona interacciona con su estresor y mantiene su mente abierta y activa.

Distres (estrés negativo)
Este representa al estrés perjudicante lo que desencadena un desequilibrio fisiológico y psicológico.

Estrés Agudo: es una reacción fisiológica y momentánea necesaria frente  a una situación de peligro

Estrés crónico: este tipo de estrés es el mas destructor, provoca la desmotivación, agotamiento y depresión.


SÍNTOMAS DEL ESTRÉS

Fisiológico: taquicardia hipertensión, incremento del colesterol, diuresis, sequedad de boca, inhibición del sistema inmunológico.
Cognitivo: incapacidad en la toma de decisiones, dificultades de concentración y de atención, olvidos frecuentes de irritabilidad.
Motor: temblores, tartamudeo, predisposición a accidentes, disminución o aumento de apetito.



RESPUESTA FISIOLÓGICA FRENTE AL ESTRÉS

El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes.

Alarma: nuestro organismo se prepara para combatir la amenaza.
Acción: el cuerpo ejecuta la acción necesaria para combatir o evadir la amenaza.
Relajación: en esta etapa baja los niveles energéticos y retorna la homeostasia. 




ANTE UNA SITUACIÓN DE ESTRÉS, REACCIONA TODO EL ORGANISMO



Hormonas que participan:

-          Cortisol
-          Adrenalina
-          Noradrenalina
-          dopamina


Cortisol:

-          Agentes estresores estimulan a la adenohipofisis para secrete cantidades    aumentadas de la hormona adenocorticotropia (ACTH)
-          La ACTH actua sobre la corteza suprarrenal para estimular la producción de cosrtisol
-          Segregado por la corteza suprarrenal
-          Mas abundante en la sangre periférica
-          Proporciona ante los estimulos de estrés, energía
-          Si se mantiene elevados niveles de estrés, se acumula generando graves daños.



Los primeros síntomas de niveles elevados de cortisol

Cambios en el comportamiento:

-          Falta de sentido del humor
-          Irritabilidad constante
-          Sentimientos de ira
-          Ganas de llorar 


Componentes en un Nivel de estrés alto:

-          Cortizol, adrenalina, prolactina
-          Noradrenalina, glucagón
-          Serotonia, dopamina, hormona del crecimiento
-          Testosterona e insulina
-          Defensa inmunológica,
-          cuadros depresivos, alteración del sueño,
-          disminución de la regeneración de tejidos